Publicado el 26 Aug 2025. Leer este artículo te llevará menos de 9 minutos
La factura de la luz es una de esas cosas que todos pagamos cada mes pero que casi nadie termina de entender. Entre peajes, cargos, término de potencia, energía consumida, impuestos y mil conceptos más, es fácil perderse. Por eso, cuando se habla de instalar placas solares, la pregunta más común es siempre la misma: “Vale, pero… ¿cómo se me va a quedar la factura real con placas solares?”.
En este post vamos a resolver esa duda de manera clara y sencilla. Veremos qué se paga antes de instalar un sistema de autoconsumo, qué cambia después y cómo se refleja el ahorro en el recibo real de la luz. Además, repasaremos ejemplos concretos para que te hagas una idea exacta de lo que puedes esperar.
Antes de hablar de lo que cambia, conviene tener claro cómo se compone una factura eléctrica tradicional. Básicamente, pagas dos grandes bloques:
A esto se le suman los peajes, cargos regulados, el alquiler del contador y los impuestos. En un hogar medio, todo junto suele dar facturas de entre 60 y 120 euros al mes, aunque varía mucho según la potencia contratada, el consumo y la tarifa.
Cuando instalas paneles solares, la factura eléctrica ya no es igual, porque una parte de la energía que consumes deja de venir de la red y empieza a salir directamente de tu tejado. Dicho de otro modo: dejas de pagar por una parte importante del término variable de tu factura, llegando incluso a eliminarla en combinación con baterías y otros sistemas. Además, puedes recibir descuentos adicionales gracias a la compensación de excedentes.
El término fijo, sin embargo, no desaparece. La potencia contratada la sigues pagando igual, porque tu casa continúa conectada a la red eléctrica. Lo que sí baja de forma notable es el término variable, que es la parte más alta en la mayoría de facturas.
Una de las claves de la factura real con placas solares está en la compensación de excedentes. Si durante el día produces más electricidad de la que consumes, ese sobrante se vierte a la red y la comercializadora te lo descuenta de la factura.
Imagina que en un mes tu instalación ha generado 400 kWh y has consumido 300. De esos 300, 200 los has autoconsumido directamente y 100 los has sacado de la red, porque el consumo se realizo en horas de no producción, por ejemplo. Los 200 kWh sobrantes que has inyectado se compensan restando parte de lo que deberías pagar por esos 100 de la red. En resumen, en lugar de pagar 100 kWh al precio habitual, la comercializadora te resta los excedentes y la factura se reduce mucho más.
Aunque ojo,Aunque ojo, nunca el kWh compensado se paga al mismo precio que lo consumes: suele ser más bajo. Y sí, hay una limitación importante: la compensación nunca puede ser superior a tu consumo de red. En otras palabras, la factura puede bajar hasta casi cero, pero nunca te van a pagar por producir más de lo que usas. nunca el kWh se compensa mucho más bajo que el precio al que lo estás pagando. Y sí, hay una limitación importante: la compensación nunca puede ser superior a tu consumo de red. En otras palabras, la factura puede bajar hasta casi cero, pero nunca te van a pagar por producir más de lo que usas.
Para verlo más claro, pongamos un ejemplo práctico con una vivienda unifamiliar:
Este ejemplo es realista y muestra cómo la reducción de entre un 60 % y un 70 % es habitual en hogares que aprovechan bien la energía solar.
Muchos se sorprenden al ver que, incluso con placas solares, la factura no desaparece del todo. La explicación es sencilla:
Eso significa que, aunque tu instalación sea muy eficiente, la factura nunca será literalmente de cero. Sin embargo, se puede reducir a cifras simbólicas de 10, 15 o 20 € al mes, lo cual supone un ahorro brutal respecto a la situación inicial.
La única forma de alcanzar factura 0 es desconectarte de la red, algo que nunca aconsejamos para evitar posibles faltas de suministro.
Aquí entra en juego un aliado clave: las baterías solares. Cuando combinas placas con baterías, el ahorro en la factura es todavía mayor. ¿Por qué? Porque el excedente que de otro modo iría a la red, lo almacenas para consumirlo por la noche o en días nublados.
Esto significa que reduces al mínimo tu dependencia de la red y, por tanto, el término variable de tu factura se desploma. Con baterías, la reducción puede superar el 80 % e incluso rozar el 90 %, acercando la factura a esas cifras simbólicas de 10 o 15 € al mes.
No todas las viviendas ven la misma reducción, incluso con la misma instalación. La clave está en los hábitos de consumo.
Un ejemplo: si enciendes la lavadora, el lavavajillas y el horno a mediodía, estarás usando tu propia energía solar y reduciendo la factura de forma directa. En cambio, si concentras todos los consumos por la noche, dependerás más de la red y la factura será más alta.
En otras palabras: aprender a consumir en horas de sol es tan importante como instalar los paneles. Algo tan simple como programar los electrodomésticos o cargar el coche eléctrico de día puede marcar una diferencia de decenas de euros al mes en la factura.
Otro punto clave que muchas veces se olvida: una factura real con placas solares no solo es más baja, también es más estable.
Cada kWh que produces es un kWh que no dependió del mercado. Y si los precios de la electricidad suben, tu factura apenas se mueve, porque la mayor parte de tu consumo ya está cubierta por tu instalación. Esa tranquilidad es uno de los mayores beneficios del autoconsumo: saber que, pase lo que pase con el mercado, tu factura se mantiene bajo control.
Un error común es pensar que cuantos más paneles instales, más ahorrarás. Pero no siempre es así. Si tu sistema genera mucho más de lo que consumes, acabarás vertiendo demasiada energía a la red y la compensación no cubrirá la totalidad de tu excedente. Estarías produciendo gratis para la comercializadora.
Por eso, la clave para tener una factura real con placas solares ajustada es un buen dimensionamiento. La instalación debe adaptarse a tu perfil de consumo y a los hábitos de tu hogar, no solo a la superficie de tu tejado.
Más allá del ahorro directo en consumo, hay que tener en cuenta que la factura real con placas solares puede bajar aún más gracias a las ayudas públicas. Existen bonificaciones en el IBI, deducciones en el IRPF y subvenciones directas que reducen el coste inicial y aceleran la amortización.
De este modo, lo que pagas mes a mes por la luz no solo baja, sino que tu inversión inicial se recupera en menos tiempo. Y a partir de ahí, todo el ahorro es neto.
Al recibir una factura real con placas solares, verás que aparecen dos datos clave: el consumo que has cogido de la red (menor que antes) y los excedentes compensados. Estos aparecen en un apartado específico y funcionan como un descuento aplicado sobre tu término de energía.
La factura se entiende mucho mejor cuando vives el autoconsumo en primera persona, porque ves que lo que antes era un gasto fijo se convierte en un importe residual, casi simbólico.
Si antes pagabas 100 €, ahora probablemente pagarás 30 €. Si antes eran 70 €, puede que se queden en 15 €. Ese es el poder del autoconsumo: pasar de depender completamente de la red a pagar solo lo justo por mantener la conexión.
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Elena Fernández
Marketing Copywriter
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