Publicado el 25 Nov 2025. Leer este artículo te llevará menos de 10 minutos
La posibilidad de generar agua caliente con placas solares es una de sus aplicaciones menos comentadas. Aunque solemos asociar la fotovoltaica exclusivamente con electricidad, la realidad es que permite cubrir buena parte de las necesidades térmicas de un hogar o una empresa. En este post explica de forma clara y accesible cómo funciona el agua caliente con placas solares, qué tipos de tecnologías existen, cuánta energía puede producirse, qué requisitos debe cumplir una vivienda y cuánto ahorro puede conseguirse.
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Generar agua caliente con placas solares consiste en utilizar la radiación solar para calentar el agua destinada a duchas, grifos, electrodomésticos o circuitos de calefacción. Este proceso puede hacerse mediante sistemas térmicos, que aprovechan directamente el calor del sol, o mediante sistemas fotovoltaicos combinados con termos eléctricos de bajo consumo. Ambos métodos buscan reducir la dependencia de gas o electricidad y proporcionar una fuente renovable de calor estable y económica.
Cuando se habla de agua caliente con placas solares, no solo se trata de calentar agua, sino de integrar un sistema de energía sostenible que reduce emisiones, ahorra dinero y mejora la eficiencia de la vivienda durante décadas. Por eso, entender cómo funciona cada tecnología es clave para decidir cuál se adapta mejor a cada necesidad.
Las instalaciones solares térmicas funcionan captando la radiación mediante colectores solares. Dentro de estos colectores circula un fluido que absorbe el calor y lo transfiere a un depósito donde se almacena el agua caliente sanitaria. La eficiencia de este sistema es muy alta, ya que convierte directamente la radiación en calor sin necesidad de procesos intermedios. Este tipo de sistemas se ha utilizado durante décadas y sigue siendo una solución muy fiable en climas con buen nivel de irradiación.
El proceso es muy simple. Los colectores se ubican en la cubierta y orientados al sur siempre que sea posible. El fluido interno se calienta durante el día y, mediante un intercambiador, eleva la temperatura del agua acumulada en el depósito. Cuando la radiación disminuye, el aislamiento del depósito permite conservar el calor durante horas. En muchos hogares, este sistema es capaz de cubrir entre el 60 y el 80 por ciento de las necesidades anuales de agua caliente.
Si has llegado hasta aquí, probablemente te estarás haciendo la pregunta del millón: ¿energía solar térmica o fotovoltaica para tu hogar?
Aunque la energía solar térmica es la vía tradicional, cada vez más usuarios optan por generar agua caliente con placas solares fotovoltaicas y un termo eléctrico. En este caso, no se calienta el agua directamente con el sol, sino que se utiliza la electricidad generada por los paneles para alimentar un termo o una bomba de calor para ACS. La ventaja de este sistema es que aprovecha la misma instalación fotovoltaica que produce electricidad para la vivienda, evitando instalaciones adicionales y reduciendo el mantenimiento.
Con un termo eficiente o una aerotermia para ACS, es posible producir agua caliente prácticamente gratis durante la mayor parte del año. Además, estos equipos pueden programarse para funcionar cuando las placas solares generan más electricidad, aumentando el autoconsumo real y reduciendo la energía vertida a la red. Este enfoque permite que una única instalación cubra tanto electricidad como agua caliente, lo que mejora la rentabilidad a largo plazo.
Una de las razones por las que muchas personas optan por generar agua caliente con placas solares es que no requieren dos instalaciones independientes. Si la vivienda ya dispone de paneles fotovoltaicos, basta con instalar un termo eficiente o una aerotermia para ACS. Esta combinación permite aprovechar la energía solar tanto para autoconsumo como para producir calor, lo que eleva el rendimiento global del sistema y acelera la amortización.
Además, integrar ambas tecnologías facilita la gestión energética. Las aplicaciones de monitorización permiten ver en tiempo real cuánta energía se produce y cuánta se destina a calentar agua. Esta información ayuda a optimizar horarios, ajustar consumos y obtener aún más ahorro.
La cantidad de agua caliente que puede producirse con placas solares varía según la zona climática, la orientación de la cubierta, el tamaño del depósito, el número de colectores o paneles y el nivel de aislamiento del sistema.
Para que un hogar pueda producir agua caliente con placas solares, la vivienda debe contar con espacio suficiente en la cubierta o en una fachada con buena orientación para ubicar los colectores o paneles fotovoltaicos.
La estructura debe ser capaz de soportar el peso de los equipos y permitir su fijación de forma segura. Si se utiliza solar térmica, también es necesario disponer de espacio para un depósito de acumulación cercano al cuarto técnico o en el interior de la vivienda.
La compatibilidad con el sistema existente también es importante. En muchas viviendas puede mantenerse el termo eléctrico o la caldera como apoyo auxiliar. En instalaciones fotovoltaicas, el único requisito es disponer de suficiente potencia instalada para alimentar el termo o la bomba de calor sin comprometer el resto de consumos del hogar. Y en todos los casos, una buena instalación hidráulica es clave para evitar pérdidas de calor y maximizar la eficiencia.
El ahorro generado por un sistema de agua caliente con placas solares depende del tipo de instalación y del combustible que sustituya. Las viviendas que utilizan electricidad para calentar agua pueden reducir el coste del ACS hasta un 80 % especialmente cuando se utiliza un termo programado para funcionar en horas de producción solar. Si la vivienda utiliza gas, el ahorro también es significativo porque evita consumo constante y reduce la factura mensual de manera considerable.
Una familia de tamaño medio puede gastar entre 150 y 250 euros al año en calentar agua con electricidad y entre 200 y 300 euros si utiliza gas. Con placas solares, ese gasto se reduce drásticamente. En sistemas térmicos, el ahorro puede llegar al 70 %. En sistemas fotovoltaicos, el ahorro depende del tamaño de la instalación, pero una vivienda con 3 kWp puede generar suficiente energía para cubrir la mayor parte de las necesidades de ACS, lo que se traduce en una reducción notable del gasto energético anual.
Las viviendas con un alto consumo de agua caliente, como familias numerosas o casas con varios baños, pueden obtener una rentabilidad especialmente alta. En estos casos, instalar un sistema térmico con mayor capacidad o una fotovoltaica con más potencia permite cubrir la mayor parte del gasto energético asociado al agua caliente. Además, estas viviendas suelen tener mayor consumo eléctrico global, lo que también aumenta el porcentaje de autoconsumo y reduce aún más el periodo de amortización.
La incorporación de baterías en una instalación fotovoltaica permite almacenar excedentes solares y utilizarlos más tarde para calentar agua durante la noche o primeras horas de la mañana. Esta solución es especialmente útil en viviendas con hábitos energéticos concentrados fuera de las horas de mayor radiación. Con una batería de entre 5 y 10 kWh, una vivienda puede desplazar suficiente energía para cubrir buena parte de la demanda térmica nocturna, lo que convierte la energía solar en una fuente estable durante todo el día.
En empresas, gimnasios, hoteles, residencias o polideportivos, la producción de agua caliente con placas solares ofrece una rentabilidad incluso mayor que en viviendas. Estas actividades consumen grandes volúmenes de agua caliente durante todo el día, lo que encaja perfectamente con la producción solar. Un hotel, por ejemplo, puede alcanzar niveles de autoconsumo térmico muy elevados con una instalación térmica bien dimensionada. Y una empresa con fotovoltaica puede programar la producción de ACS para cubrir duchas de empleados, limpieza industrial o procesos térmicos moderados.
La clave está en elegir el sistema adecuado, dimensionarlo correctamente y adaptarlo a los hábitos de consumo de cada usuario. Con una buena instalación, el ahorro es inmediato y se mantiene durante décadas.
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Elena Fernández
Marketing Copywriter
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